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Un haz de luz atraviesa el apresurado espacio que se abre, y estalla contra la inmortalidad, grabando sus colores y formas, reflejando lo que fue. Ese segundo perpetuamente nos recordará la juventud que tuvimos, como crecimos, de donde vinimos, y a quienes quisimos. Un segundo que transmite culturas, sentimientos, dolores, emociones, instantes, pero sobre todo belleza. Es una especie de magia, que dura para siempre.

El arte surge desde lo más profundo del ser humano, como el vapor escapa de la caldera para no hacerla explotar, arrasando a su paso y dejando marcas en todo lo que toca. Cuando nos retorcemos de sentimientos, cuando sentimos el sol en el centro del pecho, cuando corre una lágrima, y la piel se eriza, no puede salir de nosotros otra cosa que belleza. Por eso todo lo que existe es bello, y hasta la más cruda oscuridad puede haber sido el calmante de una búsqueda desconsolada.

Nunca pases una fotografía sin antes escuchar su voz. Imprégnate de esa música surgida de las risas, las copas y los pasos de quienes una vez allí estuvieron, para luego desaparecer. Porque nada es eterno, excepto ese segundo.

A beam of light crosses the rushing space that opens, and bursts against immortality, engraving its colors and shapes, reflecting what was. That second will perpetually remind us of the youth we had, how we grew up, where we came from, and who we loved. A second that transmits cultures, feelings, pains, emotions, instants, but above all beauty. It is a kind of magic, which lasts forever.

Art emerges from the depths of the human being, like steam escapes from the boiler so as not to make it explode, devastating in its path and leaving marks on everything it touches. When we writhe with feelings, when we feel the sun in the center of our chest, when a tear runs down, and our skin bristles, nothing else can come out of us but beauty. That is why everything that exists is beautiful, and even the rawest darkness may have been the soothing of a disconsolate search.

Never pass a photograph without first listening to her voice. Immerse yourself in the music of the laughter, the drinks and the footsteps of those who were once there, only to disappear. Because nothing is eternal, except that second.